Escribe Isabel Soria del Río en Inspiring Benefits.com, recogido en el Boletín Electrónico de CEDE–El coaching se ha consolidado como una disciplina de referencia en el mundo empresarial,  demostrando  ser  una herramienta en continua evolución. Gracias al coaching, los resultados  experimentados en los procesos de trabajo individual, dentro y fuera de las organizaciones, son extraordinarios. Sobre coaching  ya hablamos algo en nuestro post: ¿Por qué lo llaman coaching cuando quieren decir mentoring? y hemos tratado también sobre emociones colectivas, algo que tiene mucho que ver con el coaching de equipos en el artículos “SmartTeams: Equipos emocionalmente inteligentes”.

Tradicionalmente, se ha trabajado con el coaching individual de los miembros de un equipo. Este tipo de coaching se centra en el desarrollo personal y profesional de cada uno de los miembros del equipo. En este contexto, el objetivo del proceso de coaching es incrementar el nivel de desempeño del equipo mediante el incremento del desempeño de sus individuos. Por tanto, el foco está en el individuo y el equipo puede mejorar o no y, en consecuencia, mantener un mayor o menor nivel de alineamiento.

Hoy no nos vamos a centrar en los procesos de coaching individual, sino en otro modalidad muy efectiva e interesante: El coaching de equipos.

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