Las cuentas de la Seguridad Social han sufrido con especial dureza los efectos de la crisis. Los superávits que el conjunto de administraciones del sistema —que incluye pensiones, desempleo y Fondo de Garantía Salarial (Fogasa)— registraron en las épocas de bonanza económica, que permitieron dotar el fondo de reserva de las pensiones con más de 65.000 millones de euros, han dado paso, a partir de 2010, a elevados agujeros.
En 2013, y aunque todavía no se han hecho públicas las cifras definitivas de cierre del ejercicio, la Seguridad Social habría registrado unos números rojos superiores a los 14.000 millones, el 1,4% del PIB. Y eso a pesar de que el Estado transfirió 27.000 millones al sistema.
En concreto, el desfase entre ingresos y gastos del servicio público de empleo obligó al Estado a transferir más de 15.000 millones para hacer frente al pago de prestaciones por paro. De igual modo, la Administración Central absorbió alrededor de 12.000 millones de complementos a las pensiones mínimas que hasta 2013 iban con cargo al sistema de la Seguridad Social.
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La previsión del Ejecutivo es que el próximo año el déficit del sistema se vaya reduciendo, aunque aún prevé varios ejercicios con números rojos.