
El tinglado de las tarjetas «B» de Caja Madrid destapado por José Ignacio Goirigolzarri ha levantado una polvareda mediática excepcional, tanto por lo exorbitante del asunto como por la unánime condena, y de dolorosa ignominia para los afectados por las preferentes y para el conjunto de la ciudadanía que tuvo que rescatar una entidad, Bankia, con 22.424 millones de euros. O lo que es lo mismo, 11,5 veces el presupuesto para 2015 de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Incluso levemente más que el presupuesto del Ministerio de Empleo y Seguridad Social para el próximo año, en el que se incluyen las partidas para pagar las prestaciones por desempleo en una España con un paro por encima del 24% en la actualidad.
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