Europa pone coto a la ingeniería fiscal de las multinacionales
Europa nunca se ha distinguido por su rapidez en tomar decisiones en ningún orden, sino más bien por todo lo contrario, pero en el caso de la armonización fiscal el retraso es especialmente sangrante. La realidad es que la fiscalidad no es una competencia transferida a la Unión Europea, sino que hay un compromiso de armonización fiscal, lo que supone que en Bruselas se acuerdan una especie de tipos mínimos impositivos y luego cada país establece los suyos siempre superiores a los mínimos fijados, como pasa por ejemplo con el IVA.
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