Meliá se aferra a la baja tasa de contagios de Cuba para reabrir sus hoteles en la isla
Meliá arranca sus actividades en Cuba después de 100 días de parada en seco. Con 34 hoteles y 14.700 habitaciones en administración —el 30 % de la planta hotelera cubana de cuatro y cinco estrellas—, la cadena española empieza a abrir los primeros establecimientos con escrupulosos protocolos higiénico-sanitarios y la garantía de que la epidemia en la isla está bajo control —solo 91 casos y un muerto en los últimos quince días—, pero consciente de que recuperar el volumen de negocio anterior a la crisis va a ser una tarea larga y compleja.
En 2019 sus hoteles en la isla registraron casi 5 millones de estancias, una cifra que, calculan, podría tardar en recuperarse año y medio, en dependencia de cómo evolucione la situación en el mundo. Sin embargo, el grupo mallorquín, líder extranjero en el sector turístico cubano, considera que la isla puede salir reforzada de la crisis y consolidarse como el destino más seguro de la región.
“Cuba ha manejado la situación epidémica de forma modélica. Tiene muchos menos casos que el resto de la zona [hasta el domingo, 2.426 casos confirmados, 87 muertos y menos de 100 casos activos], y además cuenta con un sistema sanitario y una estrategia para la reactivación segura del sector que es un gran valor”, explica Francisco Camps, subdirector general de Meliá Hotels International en Cuba. Camps lleva en Cuba desde 1990, cuando la cadena abrió su primer hotel, el Sol Palmeras, en la playa de Varadero. En estos 30 años Meliá apostó fuertemente por Cuba, hasta el punto de que hoy es el país fuera de España donde tiene más hoteles —la cadena está presente en 40 naciones—, y la perspectiva es seguir creciendo —el próximo año inauguran un nuevo hotel en régimen de empresa mixta en Trinidad—.