El difícil equilibrio entre pagar y cobrar lo mínimo
El término mileurista, aceptado por la Real Academia Española (RAE) en 2012, refleja en su definición ese sentimiento de frustración que motivó su invención siete años antes. Sin embargo, el sueldo de 1.000 euros al mes que la RAE determina como una cantidad “generalmente por debajo de las expectativas profesionales” de la persona que lo reciben, es hoy la cima del Everest laboral que pretenden coronar sindicatos y Gobierno a través del salario mínimo interprofesional (SMI).
La voluntad ampliamente publicitada en las últimas semanas por el Ministerio de Trabajo y Economía Social de llevar a cabo una nueva subida para el próximo año —sería la séptima consecutiva desde 2014—, ha despertado reacciones dispares tanto en el propio Gobierno de coalición como entre las dos figuras básicas de cualquier relación de trabajo asalariado: el que paga y el que cobra.