Cómo enfrentarse a un teleoperador: un laberinto de voces robóticas solo apto para los más pacientes
El ministro de Consumo, Alberto Garzón, quiere que las empresas atiendan las reclamaciones telefónicas en menos de tres minutos. Y que las empresas no recurran exclusivamente a las máquinas. Es decir, que tras cruzar el laberinto de las voces robóticas, el usuario pueda dar con un ser humano. ¿Cómo está la cosa ahora? Depende. Este reportero ha realizado unas cuantas llamadas con resultados muy diversos.
En verano de 2021, quien firma perdió varios años (fueron tres días, pero sin duda redujeron de forma sustancial mi esperanza de vida) tratando de resolver con Movistar un problema de internet. Horas y horas al teléfono. Finalmente, el asunto se solucionó acudiendo en persona a un comercio de la compañía. El pasado viernes, 3 de junio, los mecanismos internos de Movistar ofrecieron un resultado sorprendente: en menos de un minuto, una voz humana, femenina, respondió con gran amabilidad a la llamada. El problema (real) con una factura desproporcionada de meses atrás resultó irresoluble porque el reclamante no disponía de los datos necesarios, pero al menos no hubo espera.