Más dura será la recaída
Escribe Claudi Pérez en El País.com–Un día quiebra Grecia, después los grandes bancos "y en pocos días no hay leche en los estantes del supermercado", según la inquietante profecía de Too big to fail, un drama televisivo sobre la crisis producido por la cadena HBO. Esa es una de las dos tesis dominantes acerca del futuro inmediato de la economía global. La otra -la más probable- es un poco menos tétrica: lo que viene es un estancamiento plagado de sustos durante unos años, tal vez una década más si los políticos siguen metiendo la pata (y eso teniendo en cuenta que ya van más de cuatro años de jaleo). Las opiniones de los economistas se mueven en esa longitud de onda, con un pesimismo más o menos matizado, con una paleta dominada por los tonos sombríos, aunque sin precisar demasiado en sus análisis. Tienen buenas razones tanto para el pesimismo como para la falta de concreción: seguimos inmersos en una perturbación de gran calado; sabemos cuándo prendió la mecha (agosto de 2007) "pero no conocemos su duración, ni cuál va a ser su impacto socioeconómico, ni mucho menos sus resultados finales", según Antonio Torrero, de la Universidad de Alcalá.
Los caminos hacia la ruina son sorprendentemente numerosos (aunque no habría que olvidar a Keynes: cuando parece que va a pasar lo inevitable sucede lo imprevisto). La deuda europea y las dudas sobre el liderazgo político en el Viejo Continente son el principal foco de problemas, siempre con Grecia (2,5% del PIB europeo; 0,5% del PIB mundial) como epicentro de un eventual terremoto. Pero hay más líos. La situación de estrés en la que se ha metido el sistema financiero. La incertidumbre acerca de la respuesta política a ambos lados del Atlántico. El miedo creciente en los mercados, con peligrosos accesos de pánico a cada dato que alimenta las dudas. Incluso la amenaza de un accidente en las economías emergentes más pujantes, como China, no se puede descartar.
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