¿Por qué los españoles no entienden a los chinos?
Del blog de Gonzalo Toca Rey en Expansión.com–Leyendo el último libro del psicólogo y premio Nobel de Economía Daniel Kahneman, que les recomiendo, es fácil comprender uno de los motivos por los que los españoles malinterpretan muchas veces las intenciones de los chinos. Puede resumirse en cuatro errores de razonamiento:
Para empezar, intentamos confirmar nuestras opiniones previas en vez de formárnoslas después de haber analizado la realidad. Así, resulta muy difícil aceptar por ejemplo que la devaluación del yuan frente al dólar no sea el principal culpable de que Estados Unidos se encuentre inundado de productos chinos. Aunque se ha demostrado que durante el período en el que se revaluó las importaciones americanas siguieron creciendo sobre las exportaciones, muchos siguen creyendo lo contrario.
En segundo lugar, tendemos a buscar una explicación razonable relacionando variables que no tienen nada que ver. Asumimos así que las revueltas, por el mero hecho de que se oponen a una dictadura, son necesariamente democráticas como ya nos ocurrió en el caso de la primavera árabe. El ejemplo clásico de China es la masacre de Tiananmén en 1989, que ni se produjo solamente allí (ocurrió en las plazas de 271 ciudades más) ni respondía fundamentalmente a demandas democráticas sino a la ira popular contra un Gobierno que había traicionado los ideales socialistas.
En tercer lugar situamos lo que los psicólogos llaman el "efecto halo", es decir, la inclinación a que nos guste o todo o nada de una persona aunque no dispongamos de información suficiente. El problema con este sesgo es que, una vez que hemos tomado partido, buscamos desesperadamente confirmar nuestras creencias y para ello enriquecemos los atributos conocidos con otros muchos que directamente nos inventamos. Por eso resulta casi imposible que un occidental identifique virtudes importantes en los líderes comunistas y defectos de envergadura en el Dalai Lama.