Josh Buckley, consejero delegado de una empresa de nueva creación de juegos online, espera con gran expectación la Conferencia de Desarrolladores de Juegos de San Francisco del mes que viene, especialmente por las charlas y encuentros con los pesos pesados del sector.

Hay un problema: Buckley, que tiene 20 años, podría verse apartado de muchos de sus colegas porque no tiene edad para beber. Le confiscaron recientemente su carné de identidad falso, y los dos nuevos que ha encargado a una compañía china aún no han llegado.

Estos son los dilemas que afrontan los cada vez más jóvenes empresarios que los inversores de Silicon Valley están respaldando estos días. Aunque existe poca información sobre el fenómeno, los inversores de capital riesgo dicen que están financiando a más consejeros delegados menores de 21 años que nunca antes.

"Ciertamente no podemos cogerlos más jóvenes, o acabaremos invirtiendo en preescolar", bromeó Marc Andreessen, cuya firma de capital-riesgo Andreessen Horowitz es una de las que respaldan la compañía de Buckley, MinoMonsters.

Ver artículo completo en El Economista.es