Cuatro razones para ignorar a las agencias de calificación de riesgos

La agencia Fitch baja la nota...
Escribe Pablo Pardo desde Washington para El Mundo.es–Una vez más, los conspiranoides han sufrido una derrota a manos de la realidad. Claro que, dado que para ellos la realidad es un accidente fácil de esquivar, no se trata de un problema serio.

La derrota procede de la decisión de Moody’s, el jueves, de recortar la calificación de la deuda de 15 de los mayores bancos del mundo*. Para los teóricos de la conspiración judeo-masónica-anglosajona-capitalista-Bilderberg-Elvis-está-vivo, eso debería ser un golpe lo suficientemente duro como para hacerles aumentar la dosis de Xanax, pero las conspiraciones son adictivas, y se caracterizan por un concepto de la realidad, cuando menos, flexible. Así que parece improbable que vaya a afectar a sus creencias el hecho de que las agencias de calificación de riesgos (Satanás), bajen la calificación de los gigantes de Wall Street (Lucifer).

La cuestión, sin embargo, es que probablemente debería ser hora de librarnos de las agencias de calificación de riesgos. No por cuestiones conspirativas, sino de eficiencia. Claro que no hay que olvidar que quienes hemos creado este monstruo somos usted, querido lector, y yo. Los reguladores (o sea, los Gobiernos), han delegado en las agencias la calificación de la deuda pública y privada. A su vez, los mismos reguladores exigen que los bancos tengan deuda de una determinada calidad. Y el mercado usa los mismos criterios que los reguladores para evaluar activos.


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