Cuenta atrás para el secreto suizo

La presión por más transparencia lleva a los bancos helvéticos a buscar nuevos clientes emergentes

UBSCoches deportivos pasean sin capota bajo un sol esperado durante meses en Zúrich. Mujeres, subidas en tacones, lucen las piernas al aire, y en las terrazas los banqueros encorbatados conversan animadamente. La aparente placidez que se respira en las calles del cuartel general suizo de la banca esconde una revolución en ciernes: el fin del secreto bancario.

Desde que en 1934 Suiza legalizara su opacidad, clientes de cualquier rincón del mundo tienen garantizada en este pequeño y próspero país la confidencialidad de sus movimientos financieros. Los delitos, ya sea el blanqueo de dinero, la financiación de terrorismo o cualquier otro, marcan en principio los límites del secreto bancario. Terceros países pueden pedir informaciones específicas a los bancos helvéticos. Un acuerdo en el marco de la OCDE amplió en 2009 el tipo y las condiciones de transferencia de información para usos fiscales.

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