De bancos, zorros, erizos

Las entidades no cumplen su función. Solo prestan para mantener una ficción

Joaquín EstefaníaEscribe Joaquín Estefanía en El País.com–“El zorro sabe muchas cosas, pero el erizo sabe una cosa grande”. En un famoso ensayo sobre Tolstói, Isaiah Berlin diferenciaba a dos clases de pensadores, remontándose a un antiguo dicho atribuido al poeta griego Arquícolo. Lo recuerda el economista americano Dani Rodrik (La paradoja de la globalización, Antoni Bosch editor) cuando estudia cómo la industria financiera ha estado desde el principio en el núcleo de la crisis que padece el planeta.

Los erizos tienen una idea central y no se fijan en las complicaciones y en las excepciones, o las adaptan para que encajen en su visión del mundo. Los zorros tienen una visión más diversa que les evita articular un gran eslogan, y son escépticos ante las teorías de una sóla dirección ya que sienten que la complejidad de las cosas impide las generalizaciones. Los zorros ven la economía demasiado impura para que las políticas ideales de los erizos sean las adecuadas.

La principal diferencia en el discurso entre la reforma financiera que ha abordado ahora el Gobierno Rajoy y la anterior, es que la actual parece más multidisciplinar y no se fija tan solo en las fusiones de entidades (antes, fusiones frías, vergonzantes) para determinar la solución de los problemas.

¿Para qué sirve un banco?: para engrasar el sistema productivo con sus créditos y para que se mueva la bicicleta del dinero circulante de empresas y familias.

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