El coronavirus rompe la cadena de producción global y deslocalizada: se impone el modelo de Donald Trump
El 95% del ibuprofeno, el 70% del paracetamol, y entre el 40% y el 45% de la penicilina que consume Estados Unidos llega de China. Así que, en medio de la pandemia del coronavirus, cabe preguntarse qué puede suceder si ese país cierra sus exportaciones, o, simplemente, si el impacto de la enfermedad frena su actividad económica de tal manera que sus fábricas no pueden seguir produciendo esos fármacos.
En realidad, ya tenemos la respuesta a ambas cuestiones. La empresa de Massachusetts PerkinElmer tiene 1,4 millones de kits para la detección del coronavirus paralizados en su fábrica china de Suzhou, muy cerca de Shanghai, después de que el Gobierno de ese país cambiara los criterios para permitir la exportación de esos sistemas. No es un caso aislado. El vicealcalde de Shanghai ha prohibido a la compañía estadounidense 3M – famosa en todo el mundo por, entre otros productos, las hojas adhesivas ‘Post-it’ – la exportación de marcas protectoras N-95, justo el tipo que las autoridades sanitarias estadounidenses quieren que lleve el personal de sus hospitales. «Levantar la restricción a la distribución de las máscaras de la empresa requerirá instrucciones de Pekín«, afirma un documento interno del Departamento de Estados de EEUU filtrado al diario The Wall Street Journal.