El hospital que imitó a Toyota y otros proyectos que triunfaron por ser distinto
Empresas como Swatch o Cirque du Soleil lograron el éxito reinventando conceptos. Aquí te mostramos seis claros ejemplos de las mejores tácticas para evitar que tu negocio se quede obsoleto
«La monotonía conduce a la muerte». Nadie dijo que innovar fuera fácil ni que no hubiera que «estrujarse» el cerebro para conseguirlo. De hecho, empresas como Apple o Ryanair no han logrado el éxito por mera coincidencia, ni tampoco por haber nacido en el lugar adecuado y el momento justo. La pura realidad es que estas compañías, como otras tantas, encontraron el modo correcto de explotar sus recursos y hallar oportunidades donde otros no hubieran visto más que un mero disparate.
El devenir de la situación económica ha puesto hoy en «jaque» a muchas compañías otrora en auge que se están viendo obligadas a reinventarse si quieren permanecer en el mercado. Y, aunque aquello de «renovarse o morir» nunca estuvo de más en el ámbito empresarial, es sin duda ahora cuando el dicho cobra especial relevancia. Así lo demuestra el profesor William C. Taylor en su libro «Hazlo distinto y triunfa», una biblia del éxito empresarial que muestra cómo muchas de las grandes compañías de hoy que estuvieron en su día a punto de desaparecer – incluso de no nacer – supieron echar mano del riesgo y la diferenciación para salvarse de la bancarrota. Aquí te ofrecemos 6 prácticos casos del camino hacia el éxito:
1. El «boom» de los relojes suizos o cómo aprovechar un sector anticuado. Taylor apunta en esta guía empresarial que cambiar es uno de los mayores retos para una organización. Adaptar un negocio a los nuevos tiempos y tratar diferenciarlo de la competencia puede ser agotador, incluso frustrante. «No puedes hacer nada importante si te conformas en hacer las cosas un poco mejor que los demás», asegura el autor, que en su libro acuña la expresión de vùja de: «afrontar algo que nos resulta familiar y trabajar como si nunca lo hubiéramos visto, con una visión fresca y nueva».
En otras palabras, mirar el pasado de otra manera para saber cómo aprovecharlo. Esto es precisamente lo que logró Nicolas G. Hayec, artífice de la recuperación de un sector, el de los relojes suizos, ciertamente abocado a la obsolescencia: el más que hábil empresario pasará a la historia como el responsable de la complicada reinvención de la industria relojera suiza, convirtiendo a Swatch en una auténtica mina de oro precisamente en una época en la que todos pensaron que los japoneses serían los nuevos reyes de la relojería. «Había que dotar de alma al producto y así lo hicimos, creando un reloj barato y de calidad».