España quiere tomarse en serio la cultura de la evaluación del rendimiento, como pasa en el Reino Unido, Austria o Hungría. Quiere hacer exámenes homogéneos para medir las competencias del alumno y el funcionamiento de centros y profesores. Las evaluaciones externas, conocidas como reválidas, que incorpora la LOMCE, se aplican en 24 de los 34 países de la OCDE. Este modelo de examen, tipo PISA, es considerado esencial por diversas investigaciones para mejorar el sistema educativo, y puede aumentar un 50% el rendimiento.

Un Congreso organizado por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE) ha presentado un informe que relaciona la mejora de los resultados académicos con un repunte de la economía. Según el profesor José García Montalvo, catedrático de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, hay una evidencia de que 25 puntos más en PISA tendrían un efecto positivo en el crecimiento de la economía, equivalente al 3% del PIB.

El experto asegura que hay una serie de factores que influyen en un mayor rendimiento: que el profesor tenga más de cinco años de experiencia, que los padres animen a los estudios a sus hijos, que el alumno acceda a la Primaria a los 6 años, y que haya pruebas de conocimiento y competencias estandarizadas.

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Igualar resultados a Reino Unido, Holanda y Estonia

Que se subiera 25 puntos en PISA, supondría ponerse al nivel de Estonia en matemáticas, al de Reino Unido en ciencias y al de Holanda en comprensión lectora.

Montalvo sostiene que las evaluaciones externas no son la panacea ni se puede llevar al extremo de someter a test cualquier aspecto del sistema educativo como en EEUU, pero resultan básicas para saber qué procesos de aprendizaje funcionan y qué hay que corregir. Además, podría contribuir a extender la prueba tipo PISA, más orientada a poner en práctica el conocimiento y a reducir el peso del aprendizaje memorístico. Lo fundamental, a su juicio, es elevar el nivel de exigencia para cursar la carrera docente y acercarse a lo que pasa en Finlandia, donde solo el 10% de los aspirantes a profesor logra ejercer.

En el congreso se ha señalado que existe poca tradición de evaluación y de sacar resultados, mientras que en Europa y grandes economías aplican estas evaluaciones para analizar los programas de estudio formales e identificar las prácticas docentes que mejor funcionan. Alemania, Canadá, EEUU, Dinamarca o Hungría, países que sobresalen en las evaluaciones internacionales, tienen pruebas obligatorias para controlar en funcionamiento de los centros y el aprendizaje de los menores.

Estudiar desde los 3 años eleva el nivel en lengua

El informe presentado este viernes, que analiza los resultados por países de las pruebas de evaluación en 4º de Primaria (PIRLS-TIMSS), establece una relación entre el rendimiento y el acceso a la educación a una edad temprana. Los profesores José Ignacio García-Pérez y Marisa Hidalgo-Hidalgo, de la Universidad Pablo Olavide, han publicado una investigación que revela que los alumnos que estudian la etapa Infantil desde los tres obtienen 16 puntos más de comprensión lectora que el resto –la media es de 513 puntos, 28 menos que Italia y Portugal. Los autores constatan también que las ventajas de cursar infantil son mayores entre los alumnos de familias con un nivel educativo bajo.

También influye en el rendimiento de la lectura el nivel social y educativo de las familias. Un estudio de la Universidad de La Laguna constató que los alumnos de hogares con tradición de lectura obtienen mejores resultados en lengua y literatura. Los métodos didácticos del profesorado que promueven el interés por la lectura y la exposición a diferentes tipos de textos producen resultados académicos positivos.

Cuando se habla de la lectura se pone de ejemplo Finlandia, que tiene una potente red de bibliotecas públicas adonde acuden las familias los fines de semana. En España se lee bastante menos que en los países nórdicos; el 73,4% de los suecos animan a sus hijos a leer con frecuencia, mientras que aquí la tasa es del 47,9%.