La crisis nos está haciendo más duros, más eficientes y más competitivos
Con la crisis, la actividad de Tecnocom, segunda multinacional española de tecnología, ha cambiado. Ahora se centra en aportar soluciones para empresas. «La tecnología ha dejado de ser un fin, es un medio para ser más eficiente», afirma Javier Martín, su consejero delegado, quien ha hablado con ABC sobre la situación de la compañía y del sector financiero, su cliente número uno. Para sortear la crisis del mercado doméstico, Tecnocom no ha dejado de crecer en Iberoamérica.
–¿Percibe ya una cierta recuperación de la economía española?
–Estamos expectantes. Lo que estamos viendo en nuestros grandes clientes es una cierta ralentización del deterioro. Ninguno lanza las campanas al vuelo, pero ninguno va a recortar la inversión. Pero es indudable que desde el punto de vista macro la recuperación se está produciendo y el dinero de fuera está entrando. Se ha conseguido más credibilidad frente a los inversores internacionales y nos han puesto en la lista de oportunidades.
–Desde el inicio de la crisis, hemos mantenido nuestros ingresos a base de un cierto deterioro de las cifras locales y de crecimiento en Iberoamérica y esa es la tendencia que seguimos viendo.
–En esa salida al exterior, ¿siente que otras empresas lo están haciendo?
–Sin duda. El camino que seguimos suele ser de la mano de nuestros clientes. Allí competimos con cierto éxito en el mercado local. Estar sufriendo en España nos está haciendo más eficientes, más duros y más competitivos. Curiosamente fuera competimos muchas veces con otras empresas españolas. La crisis está demostrando que lo mejor que tenemos en España son los profesionales y las empresas.
–¿Cómo ve al sector financiero ahora que se cumple el paquete de ayudas europeas y ante los test de estrés del BCE del año que empieza?
–La banca privada no ha recibido ayudas ni ha dado el más mínimo susto. Con la convulsión que ha habido en España, que ha sido un drama, con la cifra de impagados tan tremenda que tienen, las grandes entidades no se han despeinado. Ese es el «test de estrés».
–¿Cuándo fluirá el crédito?
–En España teníamos una disfunción: más del 90% de la financiación empresarial viene de la banca tradicional. Vamos a asistir a un proceso de sustitución de la financiación bancaria tradicional por otro tipo y eso es bueno.
–¿Cómo se está adaptando la banca al mundo digital?
–Todas las soluciones financieras pasan por la tecnología. Se ha producido un cambio en el tipo de servicios que prestan y eso que mucha parte de la población aún no es nativa digital, pero es cuestión de tiempo. A un chaval de 20 años no le digas que vaya a una entidad financiera a rellenar un papel. Los bancos tienen que depurar la información que obtienen a través de los datos. También las grandes operadoras tienen que ser clientes de las soluciones tecnológicas.
–¿Están siendo activas las entidades españolas en esta adaptación?
–Sin duda. En un primer momento de la crisis -final de 2008- hubo un enfríamiento del gasto, pero se dieron cuenta de que para ser competitivos deben desarrollarse a nivel tecnológico. El cambio se ha producido y se están dejando mucho dinero.
–¿Qué servicios tecnológicos van a ser fundamentales para la banca?
–Uno es la multicanalidad: desde cualquier dispositivo electrónico soy capaz de acceder a cualquier servicio. Lo segundo: los medios de pago electrónicos. Las ventajas son tantas que cuando las aplicaciones estén disponibles se va a disparar. Para el usuario el efectivo es un «rollo»; para las administraciones ,una fuente de fraude.
–Se lleva tiempo diciendo que los pagos electrónicos iban a irrumpir. Pero ahora hay incertidumbre sobre qué soporte se va a imponer.
–No es una discusión tecnológica porque los dispositivos están listos. El problema es que hay muchos jugadores intentando hacerse dueños. Están los operadores de telecomunicación, para los que esto es un filón y una amenaza; las entidades financieras, que no pueden perder posiciones; las compañías de internet, con las que no puedes competir en temas como la nube. En medio está el usuario. No pasan las cosas tan rápidas por intereses de la industria.