La reforma limita el papel del sindicato y permite saltarse el convenio
«Las modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo podrán afectar a las condiciones reconocidas a los trabajadores en el contrato de trabajo, en acuerdos o pactos colectivos o disfrutadas por éstos en virtud de una decisión unilateral del empresario a efectos colectivos».
Escribe Susana Alcelay en ABC.es–Esta es una de las medidas de mayor calado que incluye la reforma laboral aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy, una norma que introduce grandes dosis de flexibilidad en el seno de la empresa con la finalidad de que el despido de un trabajador sea el último cartucho cuando una compañía pasa por malos momentos.
Con estas medidas de flexibilidad una empresa en crisis podrá mantener a su trabajador, pero si decide prescindir de él, la extinción de su contrato también será más fácil y barata, dado que la reforma laboral aclara y objetiva la causa económica del despido procedente con 20 días de indemnización y un tope de un año, una fórmula hasta ahora poco utilizada debido a una redacción farragosa que dejaba en manos del juez la decisión última, lo que provocaba procesos largos y costosos y casi siempre favorables al trabajador.
A partir de ahora si el despido del trabajador es improcedente y tiene un contrato ordinario de 45 días, ya desaparecido de la legislación, la extinción también le saldrá más barata al empresario. Este trabajador mantendrá sus 45 días de indemnización hasta 2011, con un máximo de 42 mensualidades, y de 33 días por año con un máximo de 24 meses a partir de la entrada en vigor de la reforma.
Según la nueva norma laboral ya en vigor desde ayer, la dirección de la empresa podrá acordar modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo cuando «existan probadas razones económicas, técnicas, organizativas o de producción», las que están relacionadas con la jornada de trabajo, el horario y distribución del tiempo de trabajo, el régimen de trabajo y turnos, el sistema de trabajo y rendimiento, movilidad funcional y el sistema de remuneración y la cuantía salarial. La posibilidad de reducir los salarios es una vía que ahora abre el Ejecutivo de Mariano Rajoy, un cambio que responde a las peticiones de una devaluación competitiva de salarios que en agosto realizó por carta el entonces presidente del BCE, Jean Claude Trichet, a Zapatero.