La revolución del PEPP no convence a una banca que esperaba mucho más del BCE
La banca ha recibido con caídas de calado los cambios en política monetaria del Banco Central Europeo (BCE). El banco central no ha reducido la penalización (sistema de tramos) que paga la banca por una liquidez que es cada vez más abundante; tampoco se ha hablado de incluir la deuda bancaria senior en las compras de bonos; mientras que las TLTRO III se han extendido en el tiempo pero no han mejorado sus condiciones, que no obstante ya son «muy favorables», según el BCE. A todo ello se suma la posible extensión de la prohibición del pago de dividendos en el sector.
Sí, el BCE ha ampliado el programa de compra de bonos, una decisión que ayuda a mejorar la financiación de gobiernos y empresas no financieras, pero que a la vez genera enormes cantidades de liquidez que acaban en los balances de la banca. Esa liquidez sigue penalizada por el BCE con una tasa negativa del -0,5%, la famosa tasa de depósito, que se ha convertido en el tipo de interés clave con el que banco central transmite su política monetaria.