Lo que había sido mi sueño me llevó a la ruina

 A sus 39 años, Ricardo sabe muy bien lo que es el éxito pero también el fracaso. Llegó a tener 50 trabajadores a su cargo, pero ahora apenas puede abrir una cuenta a su nombre en un banco.

A este madrileño nunca le gustó demasiado estudiar y, en lugar de hacer una carrera, decidió formarse como fontanero. Tenía muy claro que quería montar su propia empresa y lo consiguió con apenas 20 años. El sector de la construcción iba bien y le llovían los encargos. "Precisamente trabajo era lo que no me faltaba. Mi primo y yo no parábamos. Todo el día de una obra a otra. A veces incluso teníamos que decir no porque no nos daban las horas".

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