Los bancos centrales se reinventan
La crisis refuerza el papel de las autoridades monetarias y abre un debate sobre su futuro
Si Albert Einstein tenía razón y en los momentos de crisis, solo la imaginación es más importante que el conocimiento, nadie puede acusar a los bancos centrales de no haber respondido con grandes dosis de ingenio a la actual crisis financiera, pese a que la inexperiencia en el manejo de algunas de las medidas aplicadas plantea dudas relevantes sobre su futuro. Hay quien sostiene que solo los bancos centrales, con su actuación decidida, han evitado una repetición de la Gran Depresión de los años treinta, aunque no hayan podido impedir una profunda recesión en las principales economías del mundo de la que apenas ahora, casi cinco años después de su estallido, se empieza a vislumbrar un final.
Pero las crisis también sirven para cancelar una época e inaugurar otra, como sostenía el filósofo Eugenio Trías, recientemente fallecido. Las autoridades monetarias en todo el mundo han visto reforzado su papel con la actual crisis y en algunos casos han recuperado competencias que previamente les habían arrebatado en aras de una supuesta mayor eficiencia que luego se ha demostrado equivocada. Solo que la credibilidad ganada hasta este momento no garantiza su credibilidad futura, y no faltan quienes apuntan que la crisis puede haber alterado el paradigma económico y que ello obliga a replantearse los objetivos de política monetaria ante el futuro. El debate está abierto.
“Los bancos centrales han sido los que han salvado los muebles en esta crisis”, sostiene Santiago Fernández de Lis, economista jefe de sistemas financieros y regulación de BBVA Research. “Y los siguen salvando con bajos tipos de interés en contra del ADN de muchos de ellos”.
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