Más de 3,5 millones de empresas en España y solo 11.000 hacen I+D
Cien años después todo apunta a que si alguien ganó esa discusión fue Unamuno. España se mantiene bien lejos de los estándares de innovación tecnológica europeos, invierte poco más de la mitad de recursos que sus vecinos europeos en I+D, tiene una plantilla de investigadores mucho más reducida y el número de empresas que han decidido competir en esta materia es casi ridículo.
Según los últimos datos publicados por la Fundación Cotec y recabados por el Instituto Nacional de Estadística, de las 3,5 millones de empresas que hay en España, sólo 11.213 realizan algún tipo de actividad en materia de I+D.
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De otro modo, solo uno de cada 3.000 proyectos empresariales que hay en España tiene la inquietud de investigar por su cuenta o con la ayuda de otros posibles espacios de mejora en su forma de hacer las cosas apoyándose en la innovación tecnológica.
La crisis no ha ayudado. En 2008, la cifra de empresas que hacía actividades de I+D había escalado hasta el récord histórico de 15.000. Prácticamente una de cada tres se han bajado del barco como consecuencia de la crisis.
La fotografía mejora un pelín si tenemos en cuenta las empresas que han decidido adoptar alguna innovación puntual, bien porque han tenido noticia de ella y consideran que puede mejorar su funcionamiento, bien porque han decidido ponerla en marcha por iniciativa propia.
Con esta clasificación, el número de empresas innovadoras ascendería a 16.670… si bien se habrían reducido a la mitad desde el inicio de la crisis.
¿Cual es la diferencia entre I+D e innovación, la denominada ‘i pequeñita’? Pues la que va entre modernizar la disposición del escaparate o la forma en que se presentan los productos (innovación) o desarrollar una aplicación para vender los productos del establecimiento a través del móvil o internet (I+D).
Base tecnológica
El director general de Cotec, una fundación de carácter esencialmente empresarial nacida para fomentar la innovación tecnológica en España, Juan Mulet, prefiere poner al mal tiempo buena cara.
"La crisis ha afectado a la apuesta de las empresas por la I+D. Pero lo cierto es que las que tenían que desaparecer, desaparecieron ya en 2010 y parece que se ha creado un sistema de innovación en España, pequeño, pero que funciona", asegura.
La visión optimista de Mulet se sostiene en varios datos. El primero de todos es que el ajuste en el número de empresas que hacen I+D en España tuvo lugar sobre todo en 2008 y 2009, y que desde 2010 prácticamente se ha mantenido estable. A Mulet le gusta decir que "la crisis no puede con las empresas que han empezado a hacer I+D".
Su segundo argumento es que si bien las empresas con actividades de I+D han reducido su inversión total, como consecuencia de las apreturas financieras derivadas de la crisis, los gastos corrientes en sus estructuras de investigación se han mantenido, lo que revela una apuesta decidida.
Un ejemplo de esto es la escasa disminución de la plantilla investigadora al servicio de las empresas, que en 2012 se situó en 44.920, apenas 1.400 menos que en 2008, pero prácticamente el doble que hace diez años.
Por último, su último argumento es el perfil del gasto empresarial en I+D. Es muy reducido respecto a la media europea, pero después de haber aumentando a ritmos anuales superiores al 10% entre 2000 y 2008 apenas ha caído a partir de ese año, lo que revela el esfuerzo de las empresas por mantener el pulso innovador.
Lejos de Europa
Con todo, los conmovedores esfuerzos de las empresas por mantener su pulso inversor en I+D se antojan absolutamente insuficientes cuando se comparan con lo que ocurre más allá de los Pirineos.
Mientras las empresas españolas gastan en I+D una cantidad equivalente al 0,7% del PIB, Alemania gasta un 1,88%, la media de los países desarrollados (OCDE) roza el 1,6% e incluso la media de la UE-28 es del 1,17%. Sólo superamos en esta clasificación a países como Italia y Polonia.
Las empresas españolas apenas ejecutan la mitad del gasto total español en I+D lejos de los dos tercios que recomienda la UE. Se podría argumentar que ese escaso esfuerzo empresarial en innovación puede explicarse por el singular tejido empresarial nacional, muy dominado por las pymes, pero resulta que España es uno de los países desarrollados donde las pymes tienen un mayor peso sobre el gasto total en este campo: más de un 50%. En Alemania, apenas suponen el 11%.
Los expertos apuntan más a razones estructurales. España ha invertido muchísimo dinero en construcción residencial, una actividad con escasa incidencia en I+D, y por el contrario cuenta con una industria cada vez más frágil.
¿En qué innova España? Principalmente en bienes de equipo para la industria del motor, productos farmacéuticos, telecomunicaciones y consultoría de actividades informáticas. En la cola de este ránking, algunos de los sectores con más peso en el PIB español: construcción, sector textil o turismo.