¿Por qué cada vez trabajamos menos en cadenas y más en redes?
Si observamos las empresas que durante la última década mejor han conseguido diferenciarse de sus competidores encontraremos una serie de pautas comunes que responden a la capacidad para desarrollar nuevos modos de ver el mercado.
A los océanos azules de los que tanto hemos oído hablar se llega buscando las cambiantes claves y las tendencias de la decisión de compra. Pero una vez instaurada una nueva idea de
negocio, su gestión también es diferente. Dicho de otro modo, el modo de navegar por un océano azul también es distinto. No hace tantos años casi todos los modelos de negocio respondían a una “cadena de valor”, un proceso a través del cual el producto o servicio va
adquiriendo un valor mayor en función de las diferentes actividades que lo van transformando y poniendo a disposición de los consumidores. En nuestros días, sin embargo, cada vez son más los negocios en los que lo más valioso es la red. No solo el hecho de que puedan distribuir bienes a través de la red; sobre todo, que se trata de bienes, productos o servicios cuya prescripción se da a través de los clientes, prácticamente al margen de
los esfuerzos comerciales tradicionales. Por tanto, solo si somos capaces de observar cómo emergen y cómo se gestionan las nuevas oportunidades de negocio, estaremos en condiciones de desarrollar en nuestras organizaciones las capacidades necesarias.
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