SAN-BBVA, fusión imposible, o ¿quizá no?
José Ignacio Goirigolzarri, «Goiri», del Athletic de Bilbao aunque sin estridencias, y Gonzalo Gortázar, forofo sin matices y sin complejos del Madrid de Florentino, ya actúan como pareja de baile en la que será el nuevo CaixaBank. Ellos figuran entre los ganadores de una operación que solo ha sido el pistoletazo de salida de la revolución que ya está en marcha en el sistema financiero europeo y que deparará sorpresas. «Goiri» presidirá Caixabank, con menos poderes ejecutivos, como quiere el Banco Central Europeo de Lagarde y Guindos. Gortázar será el primer ejecutivo y reportará al Consejo de Administración, en donde los representantes del primer accionista, la Fundación La Caixa, tendrán mucho que decir. También los independientes, elegidos, por los accionistas.
La letra pequeña, todavía no escrita, de la fusión será la aplicación diaria de ese reparto de poderes. Goiri no se meterá en el terreno de Gortázar, pero la influencia mutua es inevitable. Jordi Gual, hasta ahora presidente de CaixaBank, ha sido el gran derrotado al que, según la tradición bancaria, se le buscará una salida digna y confortable, bien remunerada. Gual, como tantos otros antes, Jaume Giró incluido, intentó regatear a Isidro Fainé, el auténtico triunfador de la fusión entre CaixaBank y Bankia. Preside la Fundación La Caixa, el que será mayor accionista de la nueva entidad, con alrededor de un 30% del capital, que es un porcentaje de control. Goiri presidirá CaixaBank y puede tener un día después en La Fundación La Caixa, y Gortázar, será el consejero delegado. Ambos serán independientes y autónomos, pero escrutarán y atenderán las necesidades del principal accionista, representado por el propio Fainé, cuyo siguiente objetivo, sin urgencias, es organizar su propia sucesión.