Sólo un tercio de los españoles con empleo remunerado tras el coronavirus
El paisaje económico español tras «el gran confinamiento» será desolador, trágico, casi apocalíptico. La fotografía de la realidad social también será tenebrosa, más propia de una postguerra, tras una contienda sin misiles, ni cañones, ni balas. El paro alcanzará un porcentaje histórico del 34% al final del segundo trimestre y el 61% de la población mayor de 16 años estará inactiva (8,9 millones de pensionistas incluidos) o engrosará el ejército de los desempleados. La magnitud del desastre se agranda al observar los números absolutos y si además se incluye en el cómputo a los menores de 16 años, unos 7,8 millones aproximadamente.
España tiene 47,43 millones de habitantes, de los que solo 15,28 millones tendrán una ocupación remunerada –más o menos estable– cuando se prevé que finalice el actual estado de alarma. En otras palabras, cada español con trabajo, por cuenta ajena o propia, tendrá sobre sus espaldas el peso de mantener a otros dos. Un escenario que, si no se corrige con cierta rapidez, conduciría al país a la quiebra. «De peores hemos salido», era el título de un célebre estudio realizado para la desaparecida revista «Mercado» por Enrique Fuentes Quintana, el padre de los Pactos de la Moncloa. Eran los tiempos de la crisis de los años noventa del siglo XX, tras la Expo y los Juegos Olímpicos de Barcelona, que entonces se saldó con cuatro devaluaciones y un millón largo de parados más, cuando se pasó de 2,7 a 3,7 millones de parados, entre 1992 y 1994. Fuentes Quintana, tan invocado ahora por muchos que incluso ignoran su trayectoria, tenía razón entonces, aunque no está claro que ahora mantuviera el mismo optimismo. Nunca, como en estos momentos, tantos españoles han dependido de tan pocos.