Un sistema fiscal sin reformar, pero con muchos parches
La historia no se repite, pero rima. Después del aluvión de rebajas fiscales anunciadas por las comunidades autónomas, el Gobierno presentó el jueves su batería de medidas tributarias, algunas temporales y otras permanentes, que reducen la presión sobre los trabajadores con ingresos bajos, autónomos y pymes, y la elevan para grandes sociedades y multimillonarios.
Al margen de las críticas de electoralismo —en 2023 habrá comicios autonómicos, municipales y generales—, el paquete está lejos de ser la “profunda” reforma fiscal a la que el Ejecutivo se había comprometido antes de la pandemia y la crisis energética, pero se suma a los múltiples ajustes en el sistema que se han ido introduciendo a lo largo de la legislatura: nuevos impuestos, subidas del IRPF a las rentas altas, reducción de los beneficios fiscales en sociedades o cambios en el IVA. El mismo Gobierno dijo en julio que la reforma fiscal “completa” quedaba aplazada por la incertidumbre económica, pero aseguró que habría cambios. Algunos de ellos se recogen a continuación, tanto los anunciados en el último paquete —muchos irán en los Presupuestos de 2023, que se presentarán en los próximos días—, como los aprobados con anterioridad. Imposición fiscal a la riqueza. Dos de los principales impuestos que afectan a la riqueza, el de patrimonio y el de sucesiones y donaciones, están cedidos a las comunidades. Esto restringe el margen del Estado para actuar sobre ellos, pero el Gobierno acaba de plantear otra vía para llegar a las grandes fortunas: un nuevo gravamen temporal a los patrimonios de más de tres millones de euros (unos 23.000 contribuyentes, según Hacienda). El Impuesto de Solidaridad a las Grandes Fortunas, como ha sido bautizado, tendrá un tipo del 1,7% hasta los cinco millones de euros, del 2,1% para bases superiores y del 3,5% para riquezas de más de 10 millones. Estará vigente, en principio, en 2023 y 2024, con una recaudación potencial de 1.500 millones al año. Para evitar la doble imposición, la cuota del impuesto cedido a las comunidades será deducible en el nuevo gravamen. Esto implica que el tributo acabará cobrándose, de facto, en aquellos territorios que bonifican el impuesto. Madrid es la única que lo hace al 100%, pero Andalucía y Galicia han anunciado hace poco bonificaciones del 100% y del 50%, respectivamente. IRPF. Habrá rebaja del IRPF para rentas bajas en los Presupuestos de 2023. Estos incluirán una mejora en la reducción por rendimientos del trabajo, que de los 18.000 euros actuales se extenderá hasta los 21.000. La ampliación de este beneficio hará que el umbral a partir del cual se debe tributar se eleve de los 14.000 a los 15.000 euros. Así, un trabajador sin hijos y sueldo de 18.000 euros brutos se ahorraría 746 euros al año, según los cálculos de Hacienda. La merma estimada para las arcas públicas es de 1.881 millones. El Gobierno ha elegido este instrumento tras criticar las deflactaciones en el IRPF y recortes de tipos propuestas por las autonomías del PP, así como la fórmula diseñada por la Comunidad Valenciana, que prevé subir deducciones y mínimos y remodular la escala autonómica.